BELLO: este término genera desconcierto, confusión y ha variado mucho a lo largo de la historia; Azúa nos presenta este recorrido que sigue el significado de lo bello o la belleza desde la antigüedad, pasando por Platón, Kant y Hegel hasta llegar al significado que actualmente tenemos. El significado de belleza tiene que ser estudiada como parte de la estética, la sociología, la psicología social y la cultura; en el significado que hoy en día aparece en los diccionarios se expone que es una característica de un ente real, imaginario o ideal cuya percepción constituye una experiencia de placer, revelación de significado, o satisfacción. Como creación cultural, la belleza ha sido muy comercializada. Una «belleza ideal» es una entidad que es admirada o posee características ampliamente atribuidas a la belleza perfecta en una cultura particular.
La percepción de la «belleza» a menudo implica la interpretación de alguna entidad que está en equilibrio y armonía con la naturaleza, y puede conducir a sentimientos de atracción y bienestar emocional. Debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que "la belleza está en el ojo del observador". En su sentido más profundo, la belleza puede engendrarse a partir de una experiencia de reflexión positiva sobre el significado de la propia existencia.
Una opinión dudosa es la de que lo bello es un elemento esencial de las artes. Los antiguos no consideraban necesaria la presencia de lo bello en las obras de arte, la belleza era innecesaria porque sus obras de arte no eran obras de arte sino relaciones públicas con la divinidad, sus obras pretendían inspirar piedad y obediencia pero no deleite de las obras. Más tarde con Platón era más bien un asunto de las ideas, del espíritu, del intelecto y no de las producciones manuales.
Lo bello concebido como una necesidad siempre presente en las obras de arte es relativamente reciente. Lo bello ahora se compara con el gusto por lo bello como capacidad para gozar de la belleza de una obra por que lo bello ahora se percibía como fuente de placer. Kant es el que muestra por primera vez esta relación entre belleza y placer. Para éste lo bello no puede extenderse hasta el estremecimiento moral y la contemplación de nuestra finitud: lo bello ha de ser para Kant agradable y sereno pero también dice que para acceder a las bellezas sutiles y no a las sencillas que puede acceder todo el mundo, es necesaria una educación de la sensibilidad.
Para Hegel lo bello dejaba definitivamente de formar parte necesaria de los productos como decía Kant ahora pasaba a tener sólo una presencia histórica. La concepción de Hegel de la belleza artística es una realización consciente del resultado de la actividad inconsciente del genio. Sólo así puede ser belleza del espíritu. El arte usa formas y símbolos que se perfeccionan y para Hegel, en su contenido puede hacerse un estudio metafísico de lo bello en el espíritu: el arte refleja intereses profundos de la vida y algunas de las más ricas intuiciones del espíritu que por otros medios discursivos desea develar contenidos ideales que se relacionan con los de la religión y la filosofía. En la experiencia del arte habla la verdad que aparece dirigida a la conciencia y no es para deleitar por medio de una banal apariencia como supuso Kant; si el arte es sensación o deleite, también lo es la manifestación de la naturaleza si se concibe más allá de su misma realidad sensible. Para Hegel el carácter sensible del arte es superior al de la naturaleza ya que no sólo se manifiesta en tanto fenómeno. La creación artística se hace idea sensible o contenidos de conciencia y manifestación del espíritu. Al contrario que Kant, Hegel considera a la belleza natural limitada ya que si es el espíritu quién puede concebirla, la naturaleza es inconsciente o exterior al espíritu; es mera actividad del espíritu que concibe a la naturaleza como bella relacionándola a sentimientos del alma, haciéndola símbolo de su propia belleza. Aunque la naturaleza bella pueda ser concebida, no es manifestación de ella misma sino aspiración del espíritu por reflejar su propia belleza. La belleza natural está condicionada por el espíritu como sensación, que se hace, concepto desde ser exterior o inconsciente. Así lo inconsciente es inferior en dignidad a lo consciente en tanto carece de manifestaciones del espíritu. La naturaleza no puede realizar la idea de belleza del espíritu bajo una forma perfecta al padecer de auto inconsciencia. Lo natural es manifestación y la belleza natural es manifestación primera pero imperfecta de la idea de belleza. El contenido del arte es la idea misma recuperada desde su exterioridad. Por eso aunque el arte tenga cierta primacía sobre la belleza natural no quiere decir que sea la manifestación más perfecta del espíritu, pues el arte por su carácter sensible se ancla a lo material menos que a lo abstracto del pensamiento. El concepto hegeliano del arte muestra lo que Adorno llama el enfrentamiento entre la naturaleza y el espíritu. Hegel reconoce que el arte tiene un limitante y es que no se realiza plenamente en lo ideal pero se encuentra en camino. La naturaleza tiene la misma limitación, no se realiza plenamente en lo ideal, pero al ser inconciente o exterior para el espíritu se integra a él como una idea inferior a la del arte, como un reflejo de la belleza del espíritu sin ser nada de su propia elaboración. Hegel considera que la belleza natural queda integrada al espíritu al determinarla como su reflejo pero en realidad allí encuentra su separación. Para Hegel lo bello se da en un momento histórico preciso de las artes. Para él lo relevante es el desarrollo histórico del arte y el arte moderno, dice, no le interesante lo bello sino lo significativo. Que las artes se hagan históricas quiere decir que por primera vez las obras de arte, los productos de tantas profesiones, gremios, oficios, a través de los siglos se observan como una unidad. Según Hegel no era el artista individual quien pintaba su cuadro o escribía una canción, era el pueblo quien se expresaba por medio de ese individuo particular. Así vino a sustituir lo bello una entidad amenazadora: el espíritu del pueblo y su voluntad expresiva.
En los últimos cien años, el Estado, sus funcionarios, los políticos, los artistas, el público, todos han contribuido a la destrucción progresiva de las artes a cambio de muchísimo dinero, aterrorizados ante lo que había sido un Estado puramente artístico. Pero ese proceso de destrucción y control sólo a afectado a la parte menos poderosa d las artes (arquitectura, pintura, música y literatura) En cambio, la artistización se ha hecho universal y totalitaria en un sinnúmero de prácticas como por ejemplo a través de la televisión, los mayores y más insoportables desastres y carnicerías han pasado a ser obras de arte y espectáculos de masas. Hoy en día lo bello ha regresado para dar esplendor a la nada.
domingo, 22 de noviembre de 2009
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