domingo, 3 de enero de 2010

INSPIRACIÓN

INSPIRACIÓN:


La inspiración en la composición artística se asocia a un brote de creatividad irracional e inconsciente. Literalmente, la palabra significa "recibir el aliento," y tiene sus orígenes en el helenismo y la cultura hebrea. Homero y Hesíodo, en las primeras discusiones sobre la naturaleza de la inspiración destacan como importante tanto los aspectos rituales como los orígenes divinos del aliento de un dios. Por ejemplo tanto el oráculo de Delfos, como otras sibilas, recibían el vapor y humos divinos en una caverna dedicada a Apolo antes de realizar una profecía. En la Odisea, 22. 347-8, un poeta menciona que sus cantos fueron puestos en su corazón por los dioses.

Según los griegos, la inspiración supone que el poeta o artista alcanza un estado de éxtasis o frenesí divino o locura poética. El artista es transportado más allá de su propia mente y recibe los pensamientos de los dioses. Platón, (en Symposium 197a, Phaedrus 244), como también Teócrito, Píndaro, y Aristóteles (en Poetics) argumentan que el poeta se transporta temporalmente al mundo de la verdad o comprensión divina, y es esta visión la que lo obliga a crear. Por lo tanto, las invocaciones a las musas y otros varios dioses poéticos (en particular, Apolo y Dionisio) son auténticas plegarias en busca de inspiración, para recibir el aliento del dios.

La inspiración es previa a la conciencia y no está relacionada con la habilidad (ingenium en Latín). Técnica y destreza en la ejecución son independientes de la inspiración, y por lo tanto es posible que aún alguien que no es poeta se inspire, y para un poeta o un pintor no es suficiente con ser hábil para lograr la inspiración.

En el siglo XVIII en Inglaterra, la psicología que estaba en sus comienzos competía con un renacimiento de la celebración de la naturaleza mística de la inspiración. El modelo de John Locke de la mente humana sugería que las ideas se asociaban entre sí y que una cuerda en la mente podía ser alcanzada por una idea resonante. Por lo tanto, la inspiración era en alguna medida un proceso azaroso pero completamente natural de asociación de ideas y pensamiento unísono repentino. Adicionalmente, la psicología de Locke sugería que un sentido natural o calidad de la mente permitía a las personas encontrar una unidad en las percepciones y discernir las diferencias en los grupos. Esta "fantasía"(fancy) e "ingenio, "(wit) como eran llamadas, eran facultades naturales y adquiridas que podían generar mayor o menor inspiración y percepción en poetas y pintores.

Según Azúa la inspiración es un dictado que todos los humanos pueden recibir de unas divinidades llamadas las Musas, las cuales se transforman en la época cristiana en las diferentes vírgenes y que bajo sus diversos ropajes se oculta la fuente siempre cambiante de la inspiración. Debemos ver la inspiración como el dictado externo que conduce a los humanos en busca de un color, un sonido o una palabra o un utensilio para los cuales son precisas unas técnicas muy precisas y plurales de búsqueda e investigación. El nombre de Musas es el resultado de una inspiración en sí: la historia de la Musas, hijas de Mnemosyene, muestra lo más íntimo de las artes y las técnicas (su diversidad y su presencia). Lo importante de esta concepción es que la inspiración viene de fuera, del mundo y que no se agota nunca. Lo esencial es admitir que el sujeto (el autor) sólo es el responsable técnico de la obra de arte, no su creador, el artista es un encargado, un pastor. La obra aparece gracias a la habilidad de un técnico inspirado, no es el sujeto genial quien concibe la obra.
Las Musas no sólo inspiran a lo que hoy llamamos artes sino también a lo que hoy llamamos técnicas, las cuales únicamente se diferencian de las artes en su finalidad: si se refiere a utilidad, que imponemos los humanos (silla) o si se refiere a algo no determinado, una finalidad sin fin. Ambas acciones, las técnicas y las artísticas, actúan sobre la exterioridad en forma de trabajo y ponen al descubierto cosas del mundo que hasta entonces habían permanecido ignoradas, ocultas u olvidadas.

Las Musas son la memoria del presente porque la labor inspirada por ellas hace aparecer en todo momento el presente. Solemos conceder mayor vida al pasado como estrategia para huir del presente, pero no podemos escapar nunca del ahora. Porque el presente es un camino cambiante y las labores de las Musas no pueden descansar. Su constante transformación, su presencia en un presente constante, las hace siempre múltiples. Las artes y las técnicas son siempre muchas y unas veces son unas y otras veces son otras porque no hay ni puede haber un Arte que las unifique, así como no hay un solo mundo por aparecer, sino ilimitadas catas, muestras o apariciones del mundo y eso es le mundo.

El mundo va mostrándose en miles y miles de muestras que se abren mediante la acción de las artes y las técnicas. Con muchísima precaución podríamos no definir pero sí sugerir que las artes y las técnicas transforman a las cosa en poesía pero el autor conviene mejor no mezclar la palabra poesía en este contexto ya que podría confundirnos más.

Así que las Musas son múltiples como múltiples son las artes y las técnicas y no pueden ser una sola, pero se advierten que poseen un entendimiento común, como si trabajaran en el mismo sentido. Debido también a que múltiple es el mundo en que cada presente se muestra, el mundo no es una sola cosa. Aunque a veces parece no mostrar nada, como si el presente no dijese nada pero hay que tener presente según el autor que lo propio del presente es mostrarse siempre a medias e incompleto, con zonas abiertas y otras cerradas y su pluralidad niega lo más inmediato hay que saber buscar esa inspiración que nos aparece en presente. La parte negada se llama futuro ya que la afirmada en ningún modo puede realizárselas de lo que ya se ha realizado. El presente debe ser tratado como ciego, incompleto y mudo, de tal modo que mantengamos abierto y en obra de futuro. Pero de otra parte es imposible negarlo todo, es posible pero se trata de operaciones de gran envergadura a la que le damos el nombre de épocas. Cuando se abre una época, los dioses también cambian: para hacernos reflexionar sobre esta cuestión el autor nos propone la historia que contaba Heine sobre los jesuitas que intentaban convencer a los esquimales del Polo Norte a convertirse al cristianismo pero que al preguntarle éstos si en el cielo había focas y los jesuitas negárselo, negaron tambien participar de esta religión hasta que los americanos llegaron y les descubrieron el whisky, y fue entonces cuando sí que cambiaron sus dioses.

Arte y técnica son labores de selección constante, de afirmación y negación incesante que abren la dirección del presente en el sentido contrario de lo cegado. Se entiende ahora por qué no puede haber un Arte que asuma la totalidad de las artes y las técnicas desde una entidad suprema e intelectual. La esencia y la verdad de las artes y las técnicas no es el Arte sino la constante apertura del mundo, plural, contradictoria, sin dirección, y sin fin ni finalidad. La inagotable aparición de cosas que constituyen los acontecimientos.

Fueron los románticos alemanes quienes propusieron (inspiradamente) la fusión de todas la artes en un Arte unitario y teológico. Por aquella apertura apareció todo lo que hoy conocemos con el nombre de Vanguardias cuya acción, una vez concluida, ha devuelto la pluralidad del mundo a una división aún más acentuada, más contradictoria y enigmática.

Todo aquel que padezca porque nuestro presente aparece negro y mudo sepa que “la muerte del Arte” anunciada por Hegel se ha realizado y que es una excelente noticia según el autor del texto. Solo puede corroborarse la apertura del presente hacia el futuro, en su mantenimiento como presente.

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